TULUM

Febrero 2021
POR HIGHLIGHTS MAGAZINE

Despertar a las 7:00 am de un primero de enero con resaca, no es la mejor manera de iniciar el año. Pero aquí estoy, dispuesto a pararme y alistar las cosas para salir al aeropuerto. Después del trámite de ley que viene de la mano con vuelo, aterrizamos en Cancún y ahora nos dirigimos a rentar un carro para trasladarnos a la playa. Luego de 50 minutos de recorrido, hemos llegado al hotel. Nos preparamos para salir a dar el rol, parada obligatoria: un oxxo por cheves, una hielera y directo a la playa para comenzar el rol.

El primer día fue lo típico en la playa: cheve, música, ceviche, sol y muchas familias disfrutando de la tarde. Por la noche decidimos agarrar aventura por la 5a avenida. No tardamos en recorrer algunas calles y ya nos estaban ofreciendo fume. Me pregunto si es por la finta que traemos o así son de hospitalarios con todos. Después de escuchar varias ofertas, decidimos pagar $500 pesos por tres cigarros, cuando en un principio se nos ofrecía por $1500 pesos la misma cantidad de weed. Hay que buscarle. Después de fumar, la terraza del hotel es un buen lugar para terminar la noche con un ambiente más chillin, entre cheve y buenos humos. Para el segundo día, estamos partiendo hacia Tulum al mediodía. En la entrada hacia la zona arqueológica, armamos (compramos) un tour de esnórquel y nado con tortugas por la cantidad de $650 pesos. Una vez en la zona arqueológica, nos adentramos a explorar con acceso libre (los domingos con INE es así). Piedras que hace siglos fueron instrumento de nuestros antepasados y ruinas de antiguas estructuras aparecen y desaparecen mientras continuamos avanzamos. Lo que más llama mi atención es la energía que se siente por todo el lugar; milenios de historia pueden sentirse en el ambiente, dotando al sitio de una vibra diferente a la del México común. La soledad del lugar nos da la pauta perfecta para prender fuego y dar un fume en medio de todo este misticismo. Una vez ya high, en pleno rush, nos adentramos a la playa Paraíso donde ya nos están esperando camaradas para disfrutar el resto del día, admirando la belleza europea y con un aroma a marihuana por doquier.

DEL AZUL AL GRIS

Los días varían con los cielos de distintas tonalidades.

Ya es un día nuevo, son las 6 de la tarde y todo el día hemos continuado conociendo el paraíso de Tulum. El parque está por cerrar, aunque no si eres huésped de la zona hotelera. Nos preparamos para salir rumbo a Mahahual. Después de una travesía de tres horas y media a través de carreteras muy oscuras, donde es difícil encontrar auxilio en caso de requerirlo, donde en algunas zonas no hay señal en el teléfono y donde te encuentras realmente pocos autos transitando por la noche, llegamos a Mahahual siendo las 10:30 de la noche. Con una población de aproximadamente 2000 habitantes, Mahahual es un pueblo de gente tranquila, de pocas casas, poco comercio y sin cajeros automáticos (espero que si alguien visita el lugar le sirva el dato).

Buscamos un lugar donde cenar, todo es muy accesible en sus precios. Después de esto, “Las cabañas del doctor” el sitio correcto para continuar la noche con un par de cervezas y un fume, cerrando la noche calmado para, hay que retomar energías para el día siguiente. 

Despertamos de bajada, buscando algo que almorzar siendo las 9:00 am. Nos detenemos en una fonda, donde almorzamos una comida con madre, en calidad y cantidad. El día está nublado y un poco fresco, de hecho comienza a llover. Sinceramente esto nos ha aguitado (entristecido) un poco y buscamos un refugio, y el que a estas alturas ya hayamos terminado la weed no aporta a la causa tampoco. Se nos acerca un vato en una bicicleta para ofrecernos un lugar donde estar agusto, que cuenta con camastros, kayak y palapas todo el día con solo consumir algo de comida y bebida. La persona que nos trajo a este bello lugar nos dice que la lluvia se quitará en 15 minutos. Dicho y hecho. Terminamos ubicándonos en una palapa y nuestro anfitrión nos ofrece un tour de esnórquel por la mitad de lo que pagamos en Tulum.

Entre grifos nos reconocemos y el compa del lugar terminó siendo interrogado sobre dónde podríamos conseguir algún cigarro, a lo que nos dice que él nos la consigue, sale en 300 pesos por cinco cigarros. Se hace la transacción y me rola de un cigarro para comprobar la calidad. A los cinco minutos regresa con el encargo en una bolsa de frituras, lo deja y se va. En esta ocasión, los camastros nos parecen el sitio perfecto para prender fuego. Relajado, pisteando por algunas horas. Artesanos pasan y nos ofrecen pipas ya rellenas, pero como ya traemos solo les damos las gracias. Que gran servicio. Ha pasado el mediodía y vamos al esnórquel, donde tenemos la fortuna de que la lancha es exclusiva para nosotros; una experiencia más personalizada. Prendo un porro y me relajo, una hora pasa demasiado rápido en un lugar así. Regresamos a la playa para subirnos a los kayaks y explorar un poco más el arrecife, me dirijo hacia el centro de este y ahí, flotando en medio de toda esa soledad y agua cristalina que parece un espejo, prendo fuego una vez más. Terminamos la noche al ritmo de cumbia y bebiendo como tremendos dioses. Al día siguiente regresamos temprano a Cancún porque es tiempo de regresar a Monterrey. Sin duda, me quedo con Mahahual, será un boom en el futuro.